A Hebe la conocí en los 90s, en los 90s de la maldita policía, de la masacre de Wilde, de Miguel Bru, los 90s donde hacia un fanzine, tenía una banda punk, y me iba a todos los recitales que podía. Conocí a Hebe en las rondas de los jueves, y en los festis de las madres, su energía era contagiosa, vital, su humor también, yo era uno de esos tantos pibitos punkis atraído por la lucha y el coraje de esas madres, que se plantaban ante la policía, ni un paso atrás(en cuerpo en carne) no solo un verbo de una frase con sujeto y predicado. No iba tan seguido a las rondas, soy de cuartel v moreno, tenía un viaje larguísimo, y era muy tímido, pero esas madres te trataban como si te conocieran de toda la vida, “viniste pibe…”, resuena hasta lo más profundo de mi memoria, esa calidez, ese amor, durante algunos años tenía un ritual, ir a la librería de las madres, a buscar libros, periódicos, siempre me volvía con un montón de cosas, ese viaje de vuelta, en el tren leyendo y disfrutando esos tesoros, ahí construí mi amor infinito por Osvaldo Bayer, me la cruce un montón de veces, ahí a la infinita Hebe, siempre me dio una gran vergüenza pedirle una foto, pero atesoro para mí su voz su verborragia divina.

Hebe: La madre de Jorge, Raúl y María, la tía, la abuela, la vecina de todes, la tripera amada por el Diego, la referente de lucha, la del pañuelo blanco, la del ritual de todos los jueves en plaza de mayo, la que le cantaba el himno nacional a los milicos sin bajar la mirada, la del camino, la del recorrido, la huella corporizada en las luchas, en las universidades, en diarios, en la radios, en una editorial, la de los espacios de la memoria eterna.

El amor no tiene corrección política, pelearse con pasión por lo que uno quiere y cree correcto tampoco; el transformar dolor en amor, en construcción, en lo colectivo, tampoco sabe de corrección política, los que hablan de “diferencias”, de olvidar las revanchas (?), de recargar la discursiva de los dos demonios, lo peyorativo de no querer y entender que alguien se la juegue por otres, por un todes, la injusticia te mata, te hace mierda, te aniquila, tan cercano como la factibilidad inerte, pero para la corrección política, la factibilidad inerte es un estadio final, no es una injusticia, no es algo que te hacen homicidas de sueños de un mundo mejor, criminales y sicarios (perros) que duermen siempre afuera en la casa del amo, siempre esbirros, siempre perros que nunca entraran en esa casa.

La corrección política no tiene poética, apenas unas declaraciones, el poder asesino y brutal, festeja creyendo en la finitud del amor de Hebe, con palabras y comunicadores rancios, con lecciones de moral, y buenas costumbres…. tan idiotas van a ser que creen que el amor se termina, el amor de y por Hebe se trasforma , se multiplica…

El día de su partida volvía de Rosario, vi la noticia en un tweet, en ese segundo todas estas cosas que les cuento me cayeron en la cuenta, me sentí muy triste, no lloré porque los primeros recuerdos que se me vinieron fueron de amor inmenso, de pura vida contagiosa, de lucha, de poética, aunque si los ojos se pusieron húmedos y rojos.

Ahí también me di cuenta que Hebe es infinita ya, que la lucha y el amor por la justicia, por un mundo mejor, un barrio, es infinita y contagiosa. Gracias por ser tan maravillosa Hebe

Por Ricardo Esquivel

Docente, músico, productor

Fotografía: M.A.F.I.A.

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